·
Una de las mejores enseñanzas que los
progenitores pueden transmitir a sus hijos es una actitud saludable frente a la
vida, prepararles para tratar con las dificultades y desafíos que se les
presenten de una manera provechosa. Uno de los caminos para lograrlo es
ayudarles a ver el lado bueno de las cosas, un aspecto que no tiene por qué
estar ligado a inocencia e ingenuidad.
Un estudio reciente publicado en la
revista "Child Development" afirma que los niños entienden que pensar
de manera positiva les hace sentir mejor. Incluso que el optimismo de los
padres podría ayudar a los más pequeños a comprender cómo los pensamientos,
positivos o negativos, influyen en el estado anímico.
Trabajar el optimismo
"El pensamiento positivo como enfoque está
relacionado con ampliar la lente con la que interpretamos el mundo",
define Silvia Adriasola, experta en psicología positiva aplicada al
"coaching". Se trata de no centrarse "solo en lo doloroso, en la
adversidad , el contratiempo o la carencia, sino en ser capaces de abarcar
también aquello que sí que funciona, en aquello que es valioso y que está
presente en las oportunidades y aprendizajes que conlleva la experiencia",
añade. Sin embargo, según la especialista, la tendencia natural del individuo
es centrarse en lo negativo y en las amenazas que ello supone.
El optimismo no consiste en la repetición de
pensamientos o eslóganes felices a uno mismo; si bien estos otorgan bienestar
por un momento, no ayudan a medio plazo a lograr los objetivos. Martin E.P.
Seligman, director del Departamento de Psicología de la Universidad de
Pensilvania (EE.UU.) considerado el padre de la psicología positiva, afirmaba
que "la vida causa los mismos contratiempos y las mismas tragedias tanto a
personas optimistas como a pesimistas, pero los primeros saben afrontarlas
mejor". Tras 20 años de estudio, afirmaba que el optimismo reside en
"el modo como uno piensa en las causas, las explicaciones que se dan para
explicar la realidad".
Herramientas para desarrollar el optimismo
Son muchos los beneficios de incentivar a los más
pequeños a construir una visión optimista, que les garantizará una visión saludable de la vida. Asimismo, cuando un niño consigue un logro, experimenta una
sensación de fuerza que le permite seguir y conquistar más éxitos. Se ha
demostrado también que el optimismo incrementa la autoestima y la seguridad en
uno mismo. Seligman también señala que el optimismo y el pesimismo no son
innatos (si bien no hay que desestimar un cierto porcentaje de factores
hereditarios), sino que procede de la realidad: los niños aprenden su estilo
explicativo de progenitores, maestros, medios de comunicación y compañeros, es
decir, de todo su entorno desde la infancia. "En general, los niños
aprenden por imitación, repiten respuestas y así construyen, poco a poco, su
modelo de funcionamiento", confirma Adriasola.
"Aprendemos a responder ante la adversidad como nuestro
entorno más directo, responde, y ese modelo nos acompañará sin cuestionarlo
mucho tiempo o, incluso, toda la vida". En otras palabras, el niño aprende
no solo de lo que oye, sino de las conclusiones que saca de observar el
comportamiento de quienes le rodean. Y es en este punto donde los progenitores
juegan un papel muy importante. "Enseñar optimismo a un niño es instruirle
a conocerse a sí mismo, a que desarrolle una postura activa y en su mundo, que
elabore su propio punto de vista, que sepa discriminar los sucesos y su propio
comportamiento en ellos", constata la experta, quien añade que para
enseñar optimismo es esencial vivirlo en primera persona.
Como cualquier persona, cuando un niño hace algo mal
se pregunta por qué, y siempre tiene tres recursos con los que responder:
¿quién tiene la culpa?, ¿cuánto tiempo durará?, ¿en qué medida me
afectará?" Aquí es donde los padres pueden enseñar al pequeño cómo abordar
las respuestas desde una visión más amplia para aprender a mejorar desde la
responsabilidad. Compartir los pensamientos positivos con los hijos, reformular
sus frases 'negativas' para que puedan descubrir la parte beneficiosa, contar
historias parecidas de superación de dificultades o usar elementos gráficos
para inspirar (vídeos, cuentos, historias...) son algunas herramientas que
pueden ser útiles a los padres.
Fuente: Por NÚRIA LLAVINA RUBIO .- REVISTA CONSUMER.- 30 de enero de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario. Nos ayudará a mejorar.